En la historia de la competición hemos vivido varios casos de un regreso a la actividad tras una retirada más o menos larga. Pero pocos pilotos han regresado treinta años más tarde.
Sin duda alguna la retirada y posterior regreso a la competición más sonado en el motociclismo fue el de Mike Hailwood. Después de retirarse en el año 1967 con 9 campeonatos del mundo en su palmarés, volvió al TT de la Isla de Man en 1978 con 38 años. Y fue un retorno glorioso puesto que ganó en la Isla de Man con una Ducati 900 SS en la categoría Senior. Repitió victoria un año más tarde.
También me viene a la memoria el caso de Sete Gibernau que se retiró de MotoGP en el 2006 para volver en el 2009 con el exótico equipo de Francisco Hernando “El Pocero” y una Ducati. No acabaron la temporada. Por si no fuera suficiente de nuevo Sete, piloto que puso en serios aprietos con su Honda privada a Valentino Rossi y su moto oficial en el 2003 y 2004, volvió en el que fue su segundo retorno. Diez años más tarde (2019) de su segunda retirada volvió al mundial de motos eléctricas (Moto E) en el equipo de Sito Pons para esta vez sí, abandonar la competición definitivamente al acabar la temporada.
Motos de agua
El caso que hoy nos ocupa es realmente curioso y digno de estudio.
Érase una vez un polifacético piloto llamado Carlos Rubio que llegó al mundo de las motos de agua tras una larga experiencia en diversas modalidades como motocross, raids o rallyes de asfalto.
Las motos acuáticas tuvieron a finales de los años 80 y década de los 90, un auténtico boom de ventas que se reflejó en las diversas competiciones a nivel nacional e internacional.
Muchos pilotos de diferentes especialidades motociclistas especialmente de “off road” probaron suerte en el mundo de la moto acuática: Carlos Mas, Jordi Arcarons, Xavi Riba o Carlos Rubio fueron algunos de ellos. Pero ninguno ha vuelto a competir desde los años 90, a excepción de Carlos Rubio que 30 años después de proclamarse campeón de España (1992) en la categoría Biplazas con una Bombardier XP de 650 c.c., ha vuelto a la competición. Sin ninguna duda, algo excepcional.
Como piloto de motos acuáticas además del nacional conquistó el Campeonato de Europa de 1994 y tomó parte en el Campeonato del Mundo celebrado en Dubai en 1995 acabando en quinta posición.
Su última carrera la disputó en el 2004 con 44 años, curiosamente con el dorsal nº 44 en su moto.
Treinta años más tarde
Volver en el 2022 ha sido todo un reto.
Al margen de lo que supone competir con 62 años, hay que tener en cuenta la diferencia tecnológica de las motos acuáticas de los años 90 con respecto a las actuales. Las motos acuáticas de antes montaban propulsores de 2 tiempos y ahora son de 4 tiempos.
El propio Carlos Rubio nos lo explica.
¿Porqué este regreso a la competición?
Ha sido interesante verme en medio de pilotos más jóvenes y en forma, explica con una sonrisa. En principio lo que quería era montar en moto de agua, no competir. Había perdido el contacto con las carreras, pero hemos dado un paso adelante.
Me ha gustado el ser capaz de hacer el campeonato con pocos recursos, una furgoneta que ya tenía, el remolque prestado que tiene 30 años, la moto de segunda mano del año pasado. El neopreno que tengo es el mismo de hace 20 años. El casco me lo dieron hace un montón de años. Solo me he comprado unos escarpines y unas gafas. Por suerte actualmente en el nacional las carpas las pone Yamaha pues tomo parte en la Wave Runner Cup.
El salto tecnológico de las motos de agua en 30 años ha sido brutal…
Si. Creo que en carrera no estoy más adelante porque soy piloto muy influenciado por la escuela de las motos de 2 T y ahora son de 4 T. Antes era un todo o nada, ahora las 4T tienen más paso por curva.
¿Cómo has visto el Campeonato de España?
Soy de otra época y el nacional ha cambiado mucho.
Antes había más dinero, más ambiente, los importadores se involucraban.
¿Queda algo de aquel campeón de Europa de 1994?
Algo queda, las manos, el llegar a una boya con ocho motos que van a por todas y tener una visión en 360º, saber reaccionar. Creo que el instinto se conserva, en casi todas las carreras que he tomado parte he salido delante.
Pero lógicamente he perdido fuerza, potencia. No puedo ir como cuando competíamos con las motos de agua de 2 T. Aquello era pelearse con la moto y en contra del mar. A ese ritmo actualmente duro dos vueltas. No entreno. Pero el volver a competir me está animando a plantearme entrenar si sigo en esta historia.
Hemos visto videos con buenas salidas…
Si. Una buena salida para mi es salir entre el 3º y el 5º porque con los delante no puedo, se escapan por un montón de factores: peso, potencia, entreno.
¿Los resultados?
Tomé parte en una prueba del Campeonato de Catalunya (5º) y luego en Benalmádena (Málaga) la primera prueba del nacional. Estaba muy excitado, me salté la salida y me penalizaron. Pero estuvo divertido, fui con mi hijo y sus amigos. Lo pasamos bien. Luego a Arcos de la Frontera. Estaba muy desanimado, acababa de salir del covit y tuve hacer 1100 km en furgoneta. Después de viajar, hacer los entrenos sin descansar, competir en tres mangas fue demasiado. La última prueba en la que tomé parte fue la de Cabo de Palos, me lo tomé con más calma y estuvo muy bien. Salí delante, acabé séptimo y hubo pelea. En Mazarrón se acaba el campeonato. Puedo acabar quinto del nacional.
¿Cómo ves el futuro de la especialidad?
Se está recuperando el ambiente y creo que están llegando pilotos más jóvenes. Ha sido gratificante encontrarme con gente de antes que en muchos casos tienen a sus hijos compitiendo. Hay una nueva categoría femenina. Creo que hay futuro.