Ossa forma parte del grupo

Cuando Factory Bike contaba con dos años de vida quiso ampliar su horizonte a nivel empresarial y no depender exclusivamente de un solo proyecto.

La ilusión de crear una nueva marca de motocicletas fue un reto apasionante pero con muchas incógnitas.

Así que al mismo tiempo y en previsión de lo que deparara el futuro, Carlos Rubio tomo la decisión de paralelamente aventurarse en otra no menos excitante avebtura: hacerse con la marca Ossa que alimentó los sueños de tantas generaciones.

Para ponernos en situación, la industria española de la motocicleta más importante de los años 70 y 80, es decir Bultaco, Montesa, Ossa y Sanglas, habían desaparecido a pesar de que Bultaco, el año que murió su fundador Francisco X. Bultó, llegó a un rocambolesco acuerdo con Derbi Nacional Motor para fabricar motos de 50 c.c. como la Lobito que tuvo una vida muy corta y escaso éxito.

Si existían Alfer, Beta que fabricaba motos de trial en Esparraguera, Derbi, Gas Gas, Mecatecno, Motor Hispania y Rieju.

La cuestión es que Ossa al igual que otras marcas nacionales como Sanglas, Bultaco o Montesa estaba afectada por las subvenciones que en su día recibieron del Ministerio de Industria. Cuando la situación de dichas empresas no mejoró ni evolucionó, el Ministerio se quedó con sus activos. Fue entonces cuando a estas marcas accedieron grupos como Factory Bike, si podían demostrar teneer un plan industrial. Factory Bike se hizo con la marca y la registraron en todo el mundo.

Carlos Rubio y su equipo comenzaron a trabajar por hacerse con los derechos de la marca en 1998 y lo consiguió tres años más tarde (2001), tras una adjudicación (puja) por adquirir el nombre de Ossa.

Así que coincidiendo con el desarrollo de Factory Bike como marca propia, Rubio activó la adquisición de Ossa en paralelo. Su experiencia le aconsejó abordar dos proyectos al mismo tiempo: si Factory Bike no cumplía sus expectativas, si resultaba ser un proyecto inviable empresarialmente y económicamente o la situación del mercado no era la ideal para arrancar una nueva marca partiendo de cero, la posibilidad de desarrollar Ossa podía ser un plan B interesante.

En cierto modo Factory Bike también podía representar una buena escuela para su creador: si funcionaba, esa experiencia la podría aplicar más adelante al proyecto de Ossa. Además en aquel momento no disponía del capital necesario para invertir en dos proyectos de tal magnitud.

Aspirantes

Hubo varios aspirantes para quedarse con Ossa pero posiblemente Carlos Rubio y su equipo se la llevaron gracias a su habilidad y asesoramiento a nivel legal de una complicada ingeniería burocrática y legal, además de sus conocimientos empresariales aplicados al sector de la motocicleta.

Podríamos decir que básicamente Ossa paso a ser de su propiedad por tres motivos.  En primer lugar porque frente al Ministerio de Industria pesaba el hecho de que era un fabricante en activo. En segundo lugar debido a su amplia experiencia en RedMotor como importador, entre los pasillos de los ministerios de Madrid. Y en tercer lugar, por su pasión por recuperar un nombre mítico de la marca que tenía los derechos en prácticamente todo el mundo, para volver a poner en el universo del mundo de la moto una motocicleta española.

“Ossa es un proyecto de futuro, explicaba Carlos Rubio cuando adquirió la marca. Somos los nuevos propietarios y queremos crear libro de estilo a través de la web www.ossamotor.com y trabajar el l merchandising de la marca”

Como Ossa no se llegó a comercializar ningún modelo pero más adelante si se bautizaron algunosmodelos como Phamtom, Dessert o Explorer, recuperando nombres que evocaban a algunas de las Ossa de los años 70 y 80.

Posiblemente de haber tenido Carlos Rubio un socio capitalista, se hubiera lanzado a producir motocicletas Ossa, además del merchandising.

Pero al no ser así y actuando como empresario, tuvo el acierto de no iniciar otra aventura empresarial que dada la situación del mercado y de la economía, probablemente hubiese acabado en un fracaso. En aquel momento histórico Carlos Rubio supo ser un buen estratega y supo anteponer el sentido común, ante el atractivo de una apasionada aventura empresarial con un dudoso futuro.

Sobre mediados del 2000, entre el 2004 y el 2005, Factory Bike funcionaba, pero Rubio no tenía capacidad para invertir en diseñar y fabricar motocicletas Ossa. Un exhaustivo estudio del mercado lo desaconsejaron. Consideró que Ossa no podía ser una marca de China con un adhesivo en el depósito.

Algunos pudieron pensar que Carlos Rubio no tuvo el valor para poner en marcha el proyecto de Ossa, pero la verdad es que otros proyectos similares naufragaron y Carlos Rubio no quiso en ningún momento poner en riesgo el proyecto de Factory Bike, que tanto esfuerzo le costó.

Posiblemente fue aquella la decisión de un empresario con cierta madurez y sentido común.

Finalmente Carlos Rubio vendió Ossa a muy buen precio en diciembre del 2006 a otro grupo de empresarios que si arrancaron un proyecto de industrialización, pero que al cabo de poco tiempo tuvieron que abandonar. Pero esa es otra historia…

FactoryBike prosiguió su andadura, una aventura del siglo pasado (¿qué fuerte no?) que seguiremos reviviendo en próximos episodios en esta vuestra página de motomemoria.com.